“En el Perú, muchos niños viven en condiciones infrahumanas. Se requiere un mínimo de bienestar para evitar poner en juego la dignidad del ser humano”, expresó la doctora Rosario de la Fuente y Hontañón.
Por Maria Gracia Zapata. 16 octubre, 2017.“Un entorno sano y equilibrado favorece el proceso de desarrollo de los niños y brinda condiciones que les permiten afirmar su identidad, autoestima y construir un ambiente seguro”, manifestó Rosario de la Fuente y Hontañón, profesora de la Facultad de Derecho, en el foro “La importancia de la familia a la luz de la Convención de los Derechos del Niño”.
La doctora fue una de las conferencistas del evento organizado por el Instituto de Derechos Humanos y Desarrollo de la Universidad de San Martín de Porres, que dirige la doctora Elizabeth Zea Marquina. Durante su exposición, habló sobre el arraigo del niño en la familia y sobre el derecho que tiene al buen trato y a vivir en un ambiente sano, solidario, afectivo y ecológicamente equilibrado.
Según explicó, el derecho a gozar de un ambiente sano surge con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, idea que luego se ve reforzada en la Declaración de Lisboa de 1988. En este último acuerdo, se sugirió a los Estados crear mecanismos jurídicos para que los ciudadanos puedan ejercer y exigir, sin impedimentos, el derecho a habitar en un medio saludable para el desarrollo de su vida.
Un año después, en la Convención de los Derechos del Niño de 1989, se reconoció el importante papel fundamental que juega la familia en el desarrollo de los menores. “El niño debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión (…) y la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, debe recibir la protección y asistencia necesaria para poder asumir plenamente sus responsabilidades”, indicaba el tratado.
La doctor afirmó que si bien estamos frente a un derecho fundamental de envergadura mundial, en el caso peruano aún hace faltar implementar políticas para hacer digna la vida de los niños y adolescentes. “Todavía hay temas pendientes como que cada peruano tenga acceso a una vivienda digna, en lugares habitables, en condiciones de vida saludable, en ambientes no contaminados y con acceso a los servicios básicos. Son prioritarios para ejercer este derecho, sobre la base de la dignidad de la persona humana, y para poder, posteriormente, vivir en familia”, señaló.